Dime, ¿por qué dejaste este vacío?
Pocas cosas causan más dolor emocional, que disfrutar de las mieles del amor o del deseo, para después perderlo sin saber porqué.
DIME
Dime si en tus manos tibias
se duermen palomas blancas,
o si sobre tu frente, ahora plata,
siguen jugando los niños de arena,
si todavía en tu horizonte
siguen arribando soles y estrellas.
Dime si es amargo el deleite
de buscar mis huellas entre los labios
de un ignoto último beso,
labios que son barrera ardiente
y alimento de este cansancio amargo,
en el que me escudo por no buscarte,
en el que me pierdo por no encontrarte,
hasta que descubro que es imposible.
Dime si cuesta tanto abandonarse,
dejar las palmas abiertas de tus manos
para que por ellas vaguen mis dedos
como pétalos de una vieja flor,
o abrir el abismo de tus oídos
para dejar caer por sus laderas
la soledad fingida de un susurro:
torso de la última frase de amor.
Dime si nada de esto es cierto,
y, entonces, dime porqué por mi alcoba
sigue impregnado tu aroma
o la toalla está húmeda de tu pelo
o la taza guarda el calor del último café,
o porqué entre mis brazos
sigue quedando el vacío de tu cuerpo...
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