Solidaridad es, fundamentalmente, empatía. Sentir el pesar ajeno como propio y mostrarnos abiertos al consuelo. Debemos establecer prioridades, pues si no se es empático con los más cercanos: pareja, familia, amigos...difícilmente se va a ser solidario con los extraños.

TUYO

Aseguro, con un seno por largo

en torno al noray austero de tu puerto,

las estachas vivas de nuestras manos.

 

Pretendo descubrirte la ensenada,

ese recodo en ceño de tu historia,

por el que derrama el mar de tu cara.

 

Gaviota alborotada de tu pecho,

al sonsacar arcanos de su nido,

preñado de tu propio desconcierto.

 

Quiero iniciar novicia singladura

y navegar contigo a cualquier viento,

para hacerte olvidar las ataduras.

 

Cubrir de espumas de olas a tu cuerpo,

hundir en una fosa tus tristezas,

armarte un horizonte a cielo abierto.

 

Atlante en la bahía de tus penas,

tritón galante, acepta la derrota

que triste va cantando su sirena.

 No sé cómo, sin pedir permiso, la guerra se coló en el salón de mi casa, el sábado 7 de octubre...

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EN MI SALÓN

 

Hoy me puse a escribir sin ganas,

pero la pantalla plana

tomó la tercera dimensión,

engrosó su planicie con fuego y sangre,

el estéreo vomitó un estruendo

y entonces apareció en el salón de mi casa.

 

Les aseguro que yo no la invité,

más ella carece de educación y vergüenza,

entra en nuestros hogares sin llamar

y logra hacernos insensibles

estatuas de sal sin volver las caras,

enmudece nuestras conciencias

como polvo que atora nuestros poros.

 

Cada mañana un número

¿Desde cuándo la muerte sabe de Estadística?,

ya no se si pulsar el on del mando a distancia

o negociar con el café matutino

la paz con mis dedos,

achicharrados por su taza.

 

No se si la indecencia de un móvil descargado

vale la electrocución de toda una vida.

 

No sé si la mecha es instantánea

o es una mecha retardada.

 

Tampoco me explico

porqué es tan fácil matar

y tan difícil vivir.

 

Tan solo sé que la guerra se coló

en el salón de mi casa

y me habla de muerte sin casa ni salón.

 El pasado miércoles celebramos una nueva Tertulia, esta vez la XVI, del Grupo Literario El Ventanal. Estudiamos la estructura e historia de la composición poética Elegía y conocimos la biografía y obra del poeta portugués Fernando Pessoa.

 Se muere la tierra entre los surcos de su piel seca y agrietada. El agua no llega y cuando lo hace, es para destrozar cuanto encuentra a su paso. ¿Qué herencia nos dejaron nuestros ancestros?, ¿Qué herencia le dejaremos a nuestros hijos y nietos?

Sequía

¡Ay! esa piel cuarteada, ¡Ay! puzle de piezas secas,

heridas que nunca sangran, úlceras abiertas,

campos de acento andaluz, que ahora habla otras lenguas,

las horas del verde trigo,  la oliva y la avena

de antaño, son un desierto muerto de horas muertas.

 

¿Dónde los arroyos, tierra del Generalife?

¿adónde se van tus ríos llorando caudales?

la nubes traen África lloviendo a raudales

y mojan de desierto almendros y algodonales

dejan cortijos sin peones ni capataces.

 

¡Ay! de mi tierra que finge pálida preñez

¡Ay! de sus entrañas vacías, llenas de sed

los jornaleros a la sombra, mudo el tractor,

polvo que todo lo impregna no seca sudor,

 

El aire ya no huele a hoguera de noches frías,

no madruga la alondra ni baila primaveras,

el campo, que es horizonte de falso oropel,

no cesa de orar al cielo por agua bendita.

 A veces es un "me duele la cabeza" o "estoy fatigada o fatigado, cansada o cansado", otras es, simplemente, que los ciclos circadianos no coinciden, o, tal vez, es que el deseo se vuelve demasiado exigente o caprichoso...
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Recorrió la rivera de su vientre

intentando no pisar turba en falso

y un ruido lo pusiera al descubierto

en su afán de matar al vigilante.

 

Emboscado en penumbra de deseo

con la daga afilada entre los dientes

avanzó, silencioso y penitente,

el sendero que lleva hacia su ombligo.

 

Opuesto, en el enjambre de unas manos,

con las palmas vacías como muros,

barrotes, acero, reja de dedos.

 

Batalla perdida, ileso vigía,

tocan a retirada, cae el frente,

será otro día D, otra hora H.