Se muere la tierra entre los surcos de su piel seca y agrietada. El agua no llega y cuando lo hace, es para destrozar cuanto encuentra a su paso. ¿Qué herencia nos dejaron nuestros ancestros?, ¿Qué herencia le dejaremos a nuestros hijos y nietos?
Sequía
¡Ay! esa piel cuarteada, ¡Ay! puzle de piezas secas,
heridas que nunca sangran, úlceras abiertas,
campos de acento andaluz, que ahora habla otras lenguas,
las horas del verde trigo,
la oliva y la avena
de antaño, son un desierto muerto de horas muertas.
¿Dónde los arroyos, tierra del Generalife?
¿adónde se van tus ríos llorando caudales?
la nubes traen África lloviendo a raudales
y mojan de desierto almendros y algodonales
dejan cortijos sin peones ni capataces.
¡Ay! de mi tierra que finge pálida preñez
¡Ay! de sus entrañas vacías, llenas de sed
los jornaleros a la sombra, mudo el tractor,
polvo que todo lo impregna no seca sudor,
El aire ya no huele a hoguera de noches frías,
no madruga la alondra ni baila primaveras,
el campo, que es horizonte de falso oropel,
no cesa de orar al cielo por agua bendita.
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