El miércoles pasado jugaba un partido de paddel con mi amigo Selu, entre otros. Hacía tiempo que no nos veíamos y nos hizo tanta ilusión que nos dimos un fuerte abrazo. El viernes me avisaron de que un maldito infarto se lo había llevado. Este fin de semana no he podido escribir otra cosa que este soneto dedicado a Selu.
SELU
Nunca quise escribir tu epitafio
más la Parca fue así de desatenta,
hurgaba al filo de tus pocos años,
segando espigas de tus primaveras.
No podía saber que aquel abrazo,
que nos dimos en la última jugada,
harían de su recuerdo el abrigo,
una imagen para siempre guardada.
Nadie me avisó de tu despedida,
mas nadie adivinó tu cruel destino,
fue a por ti, que a la vida tanto amabas.
Amigo te marchaste tan temprano,
que la bola de la última jugada,
quedó botando sola en el camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario