Una frase de Atahualpa Yupanqui me hizo glosar este poema: "Para aquellos que miran sin ver, la tierra es tierra nomás"

Lo hice con motivo de la XIII convocatoria "Grito de Mujer", que este año tenía el lema "Mujer madre de la tierra". Espero que os guste. 

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Tierra

Para aquellos que miran y no ven,

los que atoran su voz entre los dientes,

los oídos sordos a los lamentos,

la piel fina, cual frágil porcelana,

que a la contravención rompe

y ya no hay kintsugi que lo embellezca.

 

Para los que no vieron amanecer

ni otearon el crisol de los ocasos,

los que son musgo del frondoso bosque:

verdín, orín, moho, herrumbre parásita

a la umbría de la madre que nutre

y olvidaron que una vez fueron mujer,

 

Para esos, la tierra es tierra no más.

 Decía Blas Otero: "me queda la palabra" y eso es precisamente lo que se va a celebrar en Cádiz esta próxima semana, la fiesta de la palabra en castellano: El IX Congreso Internacional de la Lengua Española. Y yo he querido tomar la palabra para hacerla poesía y darle vida a lo que nace en el pensamiento. Esta, quizás sea la más sutil diferencia que nos distingue de los animales, la capacidad de comunicarnos a través de la palabra, esa que aún nos queda...

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TENGO LA PALABRA

 

Silencio, ahora tengo la palabra:

y puedo dejar que hable la marea

por lenguas rendidas en cada playa,

que el mar calmo tan solo balbucea

mientras ahoga ayes en sus entrañas.

 

Puedo apreciar lo que dicen las piedras,

dar valor al granito o la Roseta,

o al eco que devuelve su estructura,

o increpar su mensaje con la alerta,

que es piedra la que tiene la palabra.

 

Puedo envolver mi grito cual crisálida

o abrirlo en mi boca de mariposa,

y vestir al amor de verso o prosa

y orearlo al levante de esta historia

o callarlo en pecho de muerte inmensa.

 

Puedo decir y digo tantas cosas,

a sotavento vendo mis derrotas,

son mis ganancias mudas y tan huérfanas,

que ya nada me incita a proclamarlas.

 

Yo escribo, porque por ello se arrienda,

la vida en cada una de mis palabras.