Probablemente todo lo que tiene un inicio, también tiene un final, a veces nos empeñamos en mantener asido, con la atadura de la no aceptación, un amor que ya no tiene sentido de ser, una amistad difusa e inconsecuente, un sentimiento vano, una espalda que huye de nosotros y aún salimos corriendo detrás por miedo a perderla...debemos de saber soltar amarras para navegar y dejar navegar libre, o tal vez no...¡cuesta tanto el desprendimiento! (Click sobre imagen o enlace para ver videopoema)
He cometido una
equivocación,
no se si grave,
lo reconozco
ante todos vosotros,
—prefiero
vuestro prejuicio—
a fin de evitar
las lenguas ajenas
y el veneno que
supuran
por las papilas
gustativas,
esas que
aprovechan la mínima,
para engalanar
mi tozudez.
Me dicen que es
de humanos,
que se equivoca
quien tiene boca,
pero su fingida
sonrisa los delata,
sus ojos no
reflejan comprensión.
Sí, me
equivoqué de plano,
le confesé al
espejo del aparador,
que no atinaba
a atarme los zapatos
ni a encender el
televisor:
el mando a
distancia se convirtió,
por el arte de
tu ausencia,
en un robot
asesino,
que
electrocutaba cada dedo
al tocar sus
teclas.
La cocina
brilla de desuso
pues ya no me
apetece cocinar,
solo me
alimentaba verte comer,
ahora ya no tengo
ese alimento
ni siquiera la
botella de agua
ha bajado de
nivel
ni siquiera sé
si seguiré vivo
por mucho
tiempo.
Tan solo sé que
cometí un error:
fue decir a las
cuatro esquinas,
que no puedo
vivir sin ti
sin percatarme
que, con sigilo,
el viento, que
se cuela por las rendijas,
hará llegar mi
queja hasta ti.
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