Los pensamientos son como aves, libres en su vuelo, cuando positivos; una loza insufrible, sobre los hombros, cuando son pesares.
Volaba un pensamiento,
vestido de gaviota,
vislumbrando la plata
del pez que huye y salta
sobre la patena del mar en calma.
Volaba un pensamiento,
vestido de paloma,
oteando azoteas,
cotilla de ventanas,
de casa oscura de fachadas blancas.
Volaba un pensamiento,
con su vestido de águila,
esquivando en su vuelo,
copas desaliñadas
de árboles soportes de las montañas.
Volaba un pensamiento,
de oscura golondrina,
buscando un nido nuevo
por todas las esquinas
de balcones sin flores y desidias.
Volaba un pensamiento,
vestido de gorrión,
alborotando plazas,
y terrazas, y bares,
robando migas de picos y panes.
Volaba un pensamiento
desnudo iba de pájaros,
desojando los pétalos,
rojos de soledades,
invisibles y caros, sus pesares.
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