Cuando somos pequeños nuestro caminar es rápido, deseando con efusividad ser "mayor", sin embargo el tiempo pasa insoportablemente lento para nuestras pretensiones. Cuando nos vamos haciendo mayores, nuestro paso se ralentiza y el tiempo inexorable, acelera y pasa demasiado rápido para nuestro deseo. Al final, es ley de vida, nuestro paso se detiene y el tiempo sigue, aunque ya no nos afecte, pues volvemos a ser polvo de estrellas
SIETE VÉRTEBRAS
Una araña la frente va rondándome,
tejiendo está sospechas y rencores,
mientras me rompen, el pecho, los cascos
de una yegua, soledad desbocada,
que me vacía de aire los pulmones.
Me atraviesa, el corazón, ese pico
de la garza negra de los temores,
y entre mis piernas están anidando
todas las serpientes de mis dolores.
Me arde la mar entre los dos atraques
de los norayes de mis ojos muertos,
y el volcán rugiente se va apagando
en la ladera de mis labios secos.
Se rindió el árbol de las siete vértebras,
claudica al paso infame de los años,
mi cuerpo ya no es carne, ahora es natura
y mi queja ya no es voz sino viento.
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