Nada es imperturbable ni para siempre, sobre todo la belleza, atributo etéreo por excelencia, contrapunto de la madurez y entendible solo si, con nosotros, va evolucionando la percepción y el valor que le demos a la apariencia externa. Nada es para siempre, por eso tenemos que aprovechar cada momento que nos regala la vida, lo contrario sería desperdiciar un tiempo que nunca volverá, pues se va gastando segundo a segundo...
Nada es según
parece:
ni el placer se
contempla
ni la belleza se
sublima.
Solo el mármol
refleja la beldad eterna,
esa que germina
del sentido de la vista.
Acusa el tiempo y
transforma,
la siembra, en
futura cosecha
de la pátina de
piel que admiras,
la que cubre el
ser que somos,
la del código
indescifrable.
Una careta que
oculta y domina
los placeres tal
vez primarios.
Y nada es según
parece:
Corteza del árbol,
aún su sabia,
sea dulce elixir o
veneno.
La apariencia
rinde y sucumbe
digerida por
cronos cual sus vástagos:
del enamoramiento
puerta y nutriente,
del amor ancla y
presidio.
da igual la vereda
que elijas
en cada cruce de
caminos,
es indiferente la
papeleta que escojas,
el asiento que nos
toque
en el autobús de
la vida,
Todo conduce al
mismo destino,
porque solo es
para siempre
el presente de estar
contigo.
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