Cuando una relación se acaba, se crea una sensación de abandono en quien cree que puso más, que dió más en el amor, pero, quizás ese sea el error... que se puso más, pero no se puso TODO.
Alguien
Alguien sembró a destiempo
la fútil simiente de los reproches
y cosechó, hoz de olvido en mano,
un susurro, una voz, un grito,
que a la recolección postrera,
—como fruto de una cosecha inesperada—
sonó algo más trémulo, imperceptible,
que el estruendoso silencio del abandono.
Alguien abraza su cuerpo desnudo,
enlazando sus brazos al vacío,
afanado en no dejar escapar
el aroma de mujer que impregnó
todo el aire que exhaló tras su marcha.
Alguien aprieta con sus labios la almohada,
enrolla la sábana usada entre las piernas,
y revive la última madrugada.
Alguien creyó dar todo
a la empresa de amor que administraba,
y se equivocaba, se equivocaba,
—el saldo positivo de su cuenta
exponía su error de cálculo—
que en el amor, después de darlo todo,
ya no debe sobrar nada.
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