EL TRATO
Tú sabes que teníamos un trato
firmado en aquel pasado
que nos queda por delante.
Lágrimas del cristal fueron testigo
y el gris del cielo soporte,
papiro de estratos, cirros y cúmulos,
tinta invisible de planes y sueños.
Tú sabes que teníamos un trato,
así desnudaría mis mañanas,
tú vestirías mis días.
El rocío del alba fue testigo
cual sudor de tu frente que ubicaba,
entre calzadas y ramblas,
el mapa de tu vientre deseado.
Tú sabes que teníamos un trato,
de darle vueltas a las primaveras,
de comernos los labios del estío.
El invierno primero fue testigo,
adorábamos el tiempo como a ídolo
y construí un cielo de tu piel de tierra
antes de la llegada del otoño.
Tú lo sabes, sabes que lo teníamos,
guardo tu firma en la seda del tálamo,
tu palabra en el rastro de tu aroma.
Mi soledad es ahora testigo
y cuenta cada granito de arena
que dejaste deslizar por tus manos
y ese, vida mía, ese no fue el trato.
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