Este videopoema de hoy resume la vida de un ser cercano. Pero esta historia podría ser la de cualquiera, en ella se puede ver reflejada toda persona que haya pasado por una ruptura de pareja y que haya seguido padeciendo cargas y pesares que no se diluyen con el paso del tiempo, sino que empeoran y se enquistan, como pasa con las hondas heridas que causa el arma arrojadiza de los hijos. A veces, no hay forma de desprenderse del pasado, hay que morir y empezar de nuevo, hay que dejarse llevar por la luz que nos espera cuando atravesemos el túnel de la incomprensión.
EL TÚNEL
Es toda la conciencia que me queda
cual vado permanente a tu presencia,
deslinde del solar que compartimos
que fue suelo de siembra de ilusiones
y fértil manantial hasta saciarnos.
Ni una gota me bebí, aún saciado
fue tal como Guiomar, de amor no usado,
O Josefina Manresa en su espera,
largo me lo fiaste, y yo así lo quise.
Puedo vivir, puedo seguir viviendo
—monotonía de una orilla en calma—
rutina de ida y venida amoral
entre riscos de una sierra ignorada.
Pero sin esperarlo,
quise perder la vida,
se desplomó la tarde en su mirada,
pronto amaneció, en mi baldío pecho,
esa muerte que siempre me esperaba
por volver a vivir la luz radiante
que hay en el final del túnel de su cuerpo.
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