Ayer, como muchos fines de semana, nos pasamos Oliva y yo por la Peña Juanito Villar. Profesional siempre atento, agradable en el trato, amigo de sus amigos y amante de su familia, Momi, esa gran persona.
Como normalmente hacemos, luego de un copioso y excelente almuerzo, conversamos un rato, nos contamos anécdotas de nuestro años, pues peinamos las mismas canas, y, entre chascarrillo y chascarrillo echamos un entrañable ratito.
A él, como a su esposa, Esmeralda, le apasiona el arte y la literatura y le gusta como escribe este humilde poeta, por ello y en justa compensación, le he prometido que el videopoema de este finde va dedicado a él y a su mujer. Va por vosotros, querido amigo. Seguro que tú entenderás el mensaje.
ESMERALDA
Verde tu nombre joven,
en tu cárcel de piel cumple condena,
a donde su amor todo diga y cante
en la boca de lirios y azucenas.
Pliegas tus alas, velas
el limpio vuelo de la madrugada
aires del alba que aquel atesora,
en los lienzos de tu casa encantada.
El incendio de tus besos de entonces
ahora sofocas en la mirada.
¡Ay! los labios precoces
que dejas tatuados en la almohada.
Pues amabas reír y así reías
ignorabas las lagrimas lloradas,
él te regaló vida,
aquella de tus hombros olvidada.
Goza paz de sus brazos,
esos que siempre están y te respaldan,
y en noches y alboradas
tan solo beben tu nombre, Esmeralda.
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