Ya se acaba el verano y ahora me asaltan recuerdos de la playa de mi niñez, adolescencia y juventud, de los que están y los que se fueron, y permanecen en las arenas del pasado. (Click sobre enlace o imagen para ver videopoema)
LA PLAYA
Si rascaras mi piel
te llenarías las uñas de arena,
porque soy la playa de mis
recuerdos.
Aún tengo, entre mis dedos,
la trenza de una cometa ligera,
de caña y papel de periódico,
cantando sueños al vuelo.
Como las mareas de Santiago
devoran sin piedad la orilla,
a mí me devora la añoranza,
y las notas de armonías perdidas.
Yo corrí por la corriente
cabalgué sobre las olas,
y mi pelo fue sal
y mis ojos aguamarinas,
mi espalda reposa,
sobre tablas rojiblancas,
esperando las voces,
que fueron algún día.
Adoro el hurgar del Atlántico
entre mis pies de orilla,
hasta fundirlos en el sílice,
como si fuera clepsidra
marcadora de años.
Llevo la vida empeñada,
siguiendo la huella, de una sombra
descalza,
sobre la arena seca
—pero siempre se la lleva el
levante.
Le disputé a una gaviota
el altozano de una torreta,
para poder divisar la sombra
descalza,
pero perdí la disputa
y gané su encono.
Allí quedaron,
torreta, gaviota y sombra
sobre la playa de mis recuerdos.
Intenté formar una escollera,
con la piedra dura de mis errores,
para contener los temporales,
pero mi piel es de arena
y grano a grano se diluye
y ya no hay quien la contenga.
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