¿Alguna vez nos paramos a pensar en cuantos sentimientos, incluso contradictorios, nos despierta el mendigo de la esquina?...
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¿Vio usted la tersura de aquella mano?
¿la que porta el anciano de la esquina?
verá, permítame una explicación,
tersa, tersa, lo que es tersa, no está,
—el envés áspero de pura arruga—
pero la planta, lienzo de las líneas,
donde creen leer las pitonisas
el pasado, vida, suerte y futuro,..
la planta la tiene tersa, sin rayas,
pues no tiene pasado ni futuro.
Mejor dicho, no quiere recordar,
y del futuro nada le interesa…
No, no es parte del mobiliario urbano,
sí, ya sé que lleva ahí desde siempre,
con el mismo cartón, la misma frase:
"sólo quiero una caña para pescar"
pero, para eso ya no tiene edad.
Sus limpios andrajos, su barba blanca,
frente despejada, ceño fruncido,
delatan una edad indescriptible,
pero, al fin y al cabo, es mucha la edad…
Iza su frente al son de las monedas,
no dice palabra, pero sus ojos,
—azules claros de agradecimiento—
donan luz y camino al transeúnte,
hasta que, de nuevo, apaga la calle
cuando humilla en el pecho la mirada.
¿Vio usted la tersura de aquella mano?
¿la que porta el anciano de la esquina?
no, no es parte del mobiliario urbano,
es cualquiera de nosotros con su fortuna.
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