En el día de ayer, 17 de febrero de 2024, el Jurado de la IV edición del Certamen Cartas de Amor "De Mar a Mar" 2024, me otorgó el Primer Premio por mi carta: AMAL Y NOAM. Sé que esta carta es tan sólo un grano de arena en el desierto de la incomprensión y estupidez humana. ojalá valiera la fuerza del amor para acabar con todas las guerras...
(Click sobre imagen o enlace para ver videoclick de la carta premiada)
AMAL Y NOAM
Queridísima Amal:
¿Recuerdas?, esa sensación de ir a hurtadillas, observando, desde la ventanilla de tu Hyundai, la belleza natural de la playa de Achziv, con su arena encubridora de nuestros primeros besos; el deambular contigo por el mercado de Carmel, con la simple misión de comprar una cena preparada a base de hummus, sabir y halvas y burekas rellenas de queso, para endulzarnos lo que ya no podía ser mas dulce: nuestra estancia furtiva en el De Piccioto Suite, que, por cierto, se llevó todos mis ahorros, casi dieciséis mil shekeles, aunque puedo decir que fue el mejor dinero nunca empleado.
Disfrutábamos de un amor solapado, adolescente, pero no imposible, no prohibido. Tan solo lo hacía complicado nuestras diferencias sociales, yo, un chico de familia bien de judíos ortodoxos, tú, la hija de nuestra querida Fátima, quien cuidaba de nuestra familia desde que yo tenía uso de razón, mi Tata Fátima. Trabajaba en nuestra casa desde antes de la primera intifada, que fue por el 87, vamos, que yo no había nacido.
Aún me pregunto cómo nos safamos del estricto control familiar, para lograr pasar una noche juntos y alcanzar el séptimo cielo perdidos entre las sábanas satén de la cama Queen de la suite, con nuestros cuerpos recién duchados y, aún así, con el aroma al Mediterráneo que unas horas antes nos había rodeado, mientras nadábamos en sus aguas.
Hoy me pregunto si todo eso fue realidad o tan solo un precioso sueño.
Hoy me enfundaron un uniforme caqui acartonado y han puesto en mis manos un Fusil de asalto IMI Galil y, en mi cintura, una pistola Desert Eagle.
Hoy no estoy en casa, sino en tierra asolada, tampoco está en casa Fátima, ni tú, mi dulce Amal, no sé de vosotras, tan solo sé que un sábado 7 de octubre la muerte se coló en nuestras vidas, volando en parapente, y que hoy me ordenan disparar —para dar cobertura a mis compañeros de armas— contra unas viviendas que no sé quién las habita.
Rezó a mi Dios para que no seáis vosotras…
Tuyo,
—Noam—
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