Algunas relaciones pueden volverse tóxicas, quizás todas en algún momento lo sean. Creemos hacernos inmunes a esa toxicidad hasta que ya no podemos escapar de su veneno…
Ahora
Ahora que tú
dices conocerme,
poniendo tu
penumbra entre mis labios,
formando mis
conceptos con tus pieles,
cual actriz
invitada a mi teatro.
Ahora que
dominas los desiertos
de las dunas
que forman mis silencios,
diriges la
intención de mi mirada
a la tersura
ignota de otros cuerpos.
Ahora que
desbrozas el barbecho
al que dejé
crecer en mis secretos,
hurtando la
cosecha que dejaste
o comiendo a
hurtadillas de mi huerto.
Ahora que te
tatuaste en mi frente
y no soy nadie
sin decir tu nombre,
—sin dioses a
quien rezar ni rogar—
con el torso de
par en par abierto.
Ahora puedes
hurgar en mi pecho
y estrangular,
si quieres, mis arterias
o exprimir como
fruta mi cerebro,
entregado, como estoy, a tu concierto.
Ahora pedí la
vez en la huida
por dejarte el
paso libre y expedito,
para que así
tus pájaros volaran
desde la cárcel
gris de tus recuerdos.
Yo que fui
gavilán, allí encerrado,
me quedé sin
fuerzas en el empeño.
Ahora que mi
tiempo ya ha llegado,
permanezco dormido entre tus pechos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario