¿Cómo podemos permanecer callados ante los designios de un loco exkagebe con morriña imperialista y un maleducado viejo neoliberal que se cree con derecho a patear el culo al resto del mundo?
Pues yo pongo mi poesía al servicio de lo justo y, aunque sea un humildísimo e infinitesimal granito de arena en medio de un inmenso desierto, granito a granito se forman montañas.
LLORA LA TIERRA
Un mundo sucumbe sin alzar la voz,
más al norte espera el polo, frío antártico,
se dan la mano dos sin alma, sin Dios
el capricho cumplido de un ser pretérito.
Llora la tierra a más de ocho mil kilómetros
Mientras, arden montes y prenden praderas
mueren a mansalva miles de retoños
hambre, apocalipsis, cabalga la fiera.
Ni la luna ni el sol deciden las noches,
ni el sol ni la luna arbitran las mañanas,
ni el silencio de tantos denotan nada,
ni el de los inocentes vale un reproche
Occidente es cordero hacia su holocausto,
sobre el altar bendito de su impotencia,
se pudre de desidia en su seno infausto,
la idea que una vez mereció la pena.
Mientras, al frio norte, brindan dos sin Dios,
un toro blanco vuelve a raptar a Europa,
desnuda, es el pasto infértil de sus hijos,
discordante, se desangra gota a gota
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