Este fin de semana tocó Tertulia, el tema muy sugerente a tratar fue: "el silencio".
Existen muchos y diferentes silencios, el amor y el desamor se nutren de ellos, el primero porque las miradas lo dicen todo y no necesita desaparecer con el sonido de las palabras. El segundo porque ya las miradas no se cruzan, pues no queda nada que decirse...
Yo los veo pasar, todos los vemos pasar, en silencio, marcando el paso cansado sobre los cuadraditos de las aceras, tesela a tesela, asidos del brazo, como lo hicieron desde que se conocieron.
Alguna vez serán a nosotros a los que vean pasar silentes...
Por el acerado gris, leso de pasos y años,
—tablero de ajedrez, donde se juega la vida—
dos figuras caminan, la una del brazo asida
del otro, al que sustenta un báculo de castaño.
A las seis de la tarde pasean sus miradas,
ella olvidó de tintar sus rizos y sus canas
y no recordó perfilar de carmín sus labios.
Él, viste su guayabera celeste y arrugada,
una mascota jaspeada tapa la calva
y sus pasos son pausados, pacientes y sabios.
Los veo pasar frente a mi ventana,
ni una palabra reprime su paseo.
Ella camina, asida al brazo, ausente.
Su amor ya no lo cantan las fontanas,
no se viste de arenas del deseo,
es amor grande, cómplice y silente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario